1.
Conceptos generales:
1.1.
Definición
La Sociología de la Educación es la rama de la Sociología que estudia
especulativamente, con fin de dar una explicación, la influencia del entorno social en los medios educativos,
y la función social de la educación, en interacción constante, utilizando
teorías e investigaciones sociológicas.
La sociología de la educación es una perspectiva para el análisis
del fenómeno educativo que utiliza los conceptos, metodologías y teorías de la sociología para entender la educación en su dimensión social. Como perspectiva se ha nutrido de
aportes de sociólogos, pedagogos, psicólogos, antropologos y economistas,
constituyéndose como un campo interdisciplinario.
1.2.
Objeto de estudio
El objeto de estudio es la educación en
su dimensión social, habiendo sido sus precursores, Augusto Comte y Emile
Durkheim.
La
sociología analiza las formas en que las estructuras sociales, las
instituciones (clase, familia, comunidad y poder) y los problemas de índole social
(delito) influyen en la sociedad. Estudia al hombre en su medio social, es
decir, en el seno de una sociedad, cultura, país, ciudad, clase social, etc.
Sin embargo, el ámbito de investigación de los sociólogos puede abarcar desde
grandes y vastos conjuntos, hasta reducidas unidades de observación, aunque
siempre exista entre ambas la complementariedad en el análisis. La sociología
no estudia la sociedad como suma de individuos‖, sino que
estudia las múltiples interacciones de esos individuos que son las que le confieren vida y existencia a la sociedad.
1.3.
Área de estudio de la Sociología de la Educación
Las areas de estudio en las que se concreta son cinco:
- Relación entre sistema educativo y estructura social
- Determinantes sociales de la educabilidad
- Las instituciones escolares
- Efectivos del sistema escolar
- El personal docente como grupo profesional
1.4.
Problemática que enfrenta la Sociología de la Educación
Hoy día los niños y jóvenes son muy críticos con el grave problema de
que ellos no tienen apoyo en estructuras lógicas suficientes. En un ambiente
donde todo se cuestiona, y todo el mundo pretende tener derecho a la crítica,
los niños y jóvenes incorporan una vivacidad y desparpajo que los lleva a
percibir la realidad de una manera más amplia, pero también de una manera a
veces cruel y despiadada. Se acabó la cigeña, y el Niño Dios, pero también la
experiencia general de seguridad y de protección tan importante para encontrar
el equilibrio y seguridad humana de base.
Otro gran problema no solo de los educadores, sino también de la
sociedad misma es el desmedido alargamiento del estado de adolescencia. Esta
etapa evolutiva se resolvía al entrar el joven en el campo laboral; pero hoy
día es tan complicado ingresar al mundo del trabajo que los adolescentes
mantienen por varios años más un estado de indefinición frente a la vida.
Resultado de todo lo anterior resulta el gran movimiento social que se
llama la nueva edad en la cual se enaltecen posiciones adolescenciales. Vemos
en nuestra sociedad hombres y mujeres que siendo cronológicamente y socialmente
adultos, simulan una fraudulenta adolescencia, ya sea por su modo de vestir,
sus formas de hablar, sus gestos y actitudes, y hasta se sienten con derecho
para no definir claramente sus vidas y responsabilidades.
Hay por lo tanto un debilitamiento en muchos valores, un debilitamiento
de los compromisos estables, una expresión aparente de cansancio o desilusion.
Se trata de vivir el presente sin atender a ninguna perspectiva cierta ni
razonable. El lema de hoy podría ser vivir el presente sin límites de ninguna
especie.
También vemos la aparición de conductas de autodestrucción, tales como
la drogadicción, en todas sus formas, y en cuya etiología se encuentra
indefectiblemente deficiencias graves de personalidad, y empobrecimiento del
sentido existencial. Normalmente estas personalidades deficientes tienen como
base estructuras familiares deficientes.
Aterrados contemplamos el crecimiento de la delincuencia juvenil, y en
nuestra patria como lo hemos visto hasta la delincuencia infantil. No podemos
olvidar el aumento alarmante de suicidios de jóvenes y adolescentes.
Los sociólogos hablan de un nuevo problema al aparecer la subcultura
adolescente-juvenil que no es ajena a valores fundamentales, pero frecuentemente
propuestos en forma aislada de la realidad. Hemos llegado a la subjetivización
total de los valores, con la consiguiente desaparición de una escala
suficientemente válida de valores fundamentales.
En otro orden, debemos señalar la crisis de la educación manifestada en
la desvalorización de la figura del educador, que muchas veces se siente
desmotivado para cumplir su misión ardua y difícil, mal remunerado, pero con
una responsabilidad de una trascendencia indefinible, debido a la dignidad de
la persona humana.
No se trata de presentar un cuadro totalmente negativo, deprimente de
los problemas que tiene que enfrentar la educación. Por el contrario tratamos
de acercarnos a una realidad la cual intentamos mostrar, para que pedagogos,
sicólogos, responsables de la educación, padres de familia, con pensamiento
creativo, se propongan un nuevo estilo en el maravilloso empeño de formar el
hombre del mañana.