sábado, 9 de abril de 2016

3.2.1. Augusto Comte

3.2.1.   Augusto Comte:

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra Curso de filosofía positiva.
Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.

 

3.2.2.1. Leyes sociológicas, orden y progreso:

El planteamiento que Comte hace de la sociología está inspirado e Montesquieu, Condorcet y Bossuet, fundamentalmente. Del primero toma el determinismo de los hechos históricos, en los que las constancias de relaciones permiten descubrir leyes sociológicas. Del segundo toma la ley del progreso humano. Del tercer el afán universalista del espíritu humano.
Bajo estas influencias Comte aborda el estudio de los fenómenos sociales que, en general, se hallan sometidos a las leyes de la vida orgánica, al orden. Cuya continuidad es confirmada por el progreso como desarrollo del orden. La idea de orden, se refiere a la unidad sistemática de la sociedad en una época determinada, a la estructura que le da estabilidad y firmeza. La idea de progreso, por el contrario, muestra el paso de un orden determinado a otro. Las dos ideas conjuntamente permiten valorar todas las etapas por las que ha pasado la humanidad a lo largo de su desenvolvimiento histórico. Sin embargo, lo que más caracteriza a la filosofía positiva es el haber descubierto el verdadero sentido del progreso social en la historia.
Los filósofos antiguos fueron ajenos a la idea de progreso. La verdadera idea de progreso pertenece a la filosofía positiva una vez que caracteriza el término social y conoce el desarrollo gradual de la humanidad. Solo la filosofía positiva, completada con el estudio de los fenómenos políticos, determinará las leyes naturales que rigen las transformaciones sociales.
Para explicar el progreso social, Comte distingue entre épocas orgánicas y épocas críticas. Las primeras se producen cuando el nivel intelectual de las ideas es decisivo y dominante, expresan el estado de organización que se descompone a otro que comienza a estructurarse.
Como la naturaleza humana está sometida a un desarrollo gradual, la crisis expresa el progreso, y de algún modo, asegura el mantenimiento del orden porque cada época orgánica, aunque sea de forma rudimentaria, esta prefigurada en la anterior. La naturaleza humana, siempre idéntica a sí misma, se va perfeccionando, no obstante en su desarrollo.
Para Comte, la historia no es un retorno circular ni oscilatorio, sino una línea que, en avance progresivo se va acercando indefinidamente a una meta sin jamás tocarla.


3.2.2.2. Estática social, el consejo ideológico:

 Estática Social: Es el estudio de los determinantes y el hecho principal de la estática social es el orden como consenso , este consenso se basa en la fuerza temporal y tiene que estar equilibrado con el espiritual que garantiza la cohesión social y evitar los abusos de poder. La estática es una teoría del orden, que equivale a la armonía entre las condiciones de la existencia en sociedad el hombre.


3.2.2.3. Dinámica social, la ley de las 3 etapas:

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
·          Estado TeológicoEs ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
  • Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
  • Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
  • Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.
·         Estado Metafísico: O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes.
·         Estado Positivo: Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.

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