sábado, 9 de abril de 2016

1. Conceptos generales

1. Conceptos generales:

1.1. Definición

La Sociología de la Educación es la rama de la Sociología que estudia especulativamente, con fin de dar una explicación, la influencia del entorno social en los medios educativos, y la función social de la educación, en interacción constante, utilizando teorías e investigaciones sociológicas. 

La sociología de la educación es una perspectiva para el análisis del fenómeno educativo que utiliza los conceptos, metodologías y teorías de la sociología para entender la educación en su dimensión social. Como perspectiva se ha nutrido de aportes de sociólogos, pedagogos, psicólogos, antropologos y economistas, constituyéndose como un campo interdisciplinario.


1.2. Objeto de estudio

El objeto de estudio es la educación en su dimensión social, habiendo sido sus precursores, Augusto Comte y Emile Durkheim.

La sociología analiza las formas en que las estructuras sociales, las instituciones (clase, familia, comunidad y poder) y los problemas de índole social (delito) influyen en la sociedad. Estudia al hombre en su medio social, es decir, en el seno de una sociedad, cultura, país, ciudad, clase social, etc. Sin embargo, el ámbito de investigación de los sociólogos puede abarcar desde grandes y vastos conjuntos, hasta reducidas unidades de observación, aunque siempre exista entre ambas la complementariedad en el análisis. La sociología no estudia la sociedad como suma de individuos‖, sino que estudia las múltiples interacciones de esos individuos que son las que le confieren vida y existencia a la sociedad.


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1.3. Área de estudio de la Sociología de la Educación

Las areas de estudio en las que se concreta son cinco:

  • Relación entre sistema educativo y estructura social
  • Determinantes sociales de la educabilidad
  • Las instituciones escolares
  • Efectivos del sistema escolar
  • El personal docente como grupo profesional


1.4. Problemática que enfrenta la Sociología de la Educación

Hoy día los niños y jóvenes son muy críticos con el grave problema de que ellos no tienen apoyo en estructuras lógicas suficientes. En un ambiente donde todo se cuestiona, y todo el mundo pretende tener derecho a la crítica, los niños y jóvenes incorporan una vivacidad y desparpajo que los lleva a percibir la realidad de una manera más amplia, pero también de una manera a veces cruel y despiadada. Se acabó la cigeña, y el Niño Dios, pero también la experiencia general de seguridad y de protección tan importante para encontrar el equilibrio y seguridad humana de base.
Otro gran problema no solo de los educadores, sino también de la sociedad misma es el desmedido alargamiento del estado de adolescencia. Esta etapa evolutiva se resolvía al entrar el joven en el campo laboral; pero hoy día es tan complicado ingresar al mundo del trabajo que los adolescentes mantienen por varios años más un estado de indefinición frente a la vida.
Resultado de todo lo anterior resulta el gran movimiento social que se llama la nueva edad en la cual se enaltecen posiciones adolescenciales. Vemos en nuestra sociedad hombres y mujeres que siendo cronológicamente y socialmente adultos, simulan una fraudulenta adolescencia, ya sea por su modo de vestir, sus formas de hablar, sus gestos y actitudes, y hasta se sienten con derecho para no definir claramente sus vidas y responsabilidades.
Hay por lo tanto un debilitamiento en muchos valores, un debilitamiento de los compromisos estables, una expresión aparente de cansancio o desilusion. Se trata de vivir el presente sin atender a ninguna perspectiva cierta ni razonable. El lema de hoy podría ser vivir el presente sin límites de ninguna especie.
También vemos la aparición de conductas de autodestrucción, tales como la drogadicción, en todas sus formas, y en cuya etiología se encuentra indefectiblemente deficiencias graves de personalidad, y empobrecimiento del sentido existencial. Normalmente estas personalidades deficientes tienen como base estructuras familiares deficientes.
Aterrados contemplamos el crecimiento de la delincuencia juvenil, y en nuestra patria como lo hemos visto hasta la delincuencia infantil. No podemos olvidar el aumento alarmante de suicidios de jóvenes y adolescentes.
Los sociólogos hablan de un nuevo problema al aparecer la subcultura adolescente-juvenil que no es ajena a valores fundamentales, pero frecuentemente propuestos en forma aislada de la realidad. Hemos llegado a la subjetivización total de los valores, con la consiguiente desaparición de una escala suficientemente válida de valores fundamentales.
En otro orden, debemos señalar la crisis de la educación manifestada en la desvalorización de la figura del educador, que muchas veces se siente desmotivado para cumplir su misión ardua y difícil, mal remunerado, pero con una responsabilidad de una trascendencia indefinible, debido a la dignidad de la persona humana.

No se trata de presentar un cuadro totalmente negativo, deprimente de los problemas que tiene que enfrentar la educación. Por el contrario tratamos de acercarnos a una realidad la cual intentamos mostrar, para que pedagogos, sicólogos, responsables de la educación, padres de familia, con pensamiento creativo, se propongan un nuevo estilo en el maravilloso empeño de formar el hombre del mañana.

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